La inclusión socioeconómica de los migrantes es todavía una asignatura pendiente en España. Mientras que el sentimiento de arraigo de la población extranjera es muy elevado -un 94% de los foráneos que viven en el país se sienten acogidos-, la estabilidad laboral y salarial de la comunidad brilla por su ausencia: el 75% se ocupa en empleos elementales y mal pagados.