Un grupo de arqueólogos chinos se ha topado con un sorprendente hallazgo durante una excavación en el noreste del país. Una tumba de unos mil años de antigüedad, de la época de la dinastía Liao, estaba rodeada de varias zanjas con piedras rodantes en su interior que tenían por objetivo evitar que la estancia se inundara, pero también prevenir que fuera saqueada.