El retroceso de los glaciares está causando muchos problemas en los Alpes: el replanteamiento de la frontera es el más llamativo, pero también afecta a la producción de energía (para las centrales hidroeléctricas) y provoca desprendimientos de rocas, lo que amenaza infraestructuras y repercute en la pérdida de rutas para el alpinismo, el ciclismo de aficionados y otros excursionistas.