La política es el arte de decidir cómo se reparte el pastel, y el primer ministro británico, Keir Starmer, ha optado por reducir el pedazo de los pensionistas y las personas mayores (quitándoles el subsidio para ayudar a pagar la luz y el gas en invierno) con el fin de alimentar mejor a los funcionarios y a los afiliados a sindicatos.