Una adolescente, que se identificó como Julie Sandoval, escuchó unos pop, pop pop. “De inmediato supe que eran balas”, aseguró a un canal de televisión. Estaba en un aula. Hubo gritos y los libros saltaron por los aires. “He enviado un mensaje a mi madre, le he dicho que sabía que no era una hija perfecta y que lo sentía”, confesó como si esperara la muerte.