Hanna Gadsby, comediante y artista, no se dejó ver en la presentación en el Museo de Brooklyn. Su aura, sin embargo, emergió de forma constante desde antes de acceder a la exposición que propicia. Como saludo de recepción, una de sus frases impresa en la pared expresa la idea de que es inútil entablar una conversación sobre si se debe cancelar a Picasso.