Familia es la palabra favorita de la selección española en los últimos años. La instauró Luis Enrique, que no pudo completar su obra y tuvo un adiós un tanto escabroso del banquillo nacional. Y su sucesor, por el que pocos apostaban que tendría éxito –que nadie se lleve a engaño–, la ha pulido y perfeccionado hasta convertirla en una realidad palpable.