Cuando la furia de la naturaleza se desata y causa desgracias personales y daños materiales incalculables se tiende a buscar razones y pedir responsabilidades a los políticos. La tragedia que se abatió este martes sobre Valencia y otras zonas del Levante ha dejado indefensas a miles de personas que han perdido familiares, bienes, casas y utensilios imprescindibles.