Un jubilado francés drogaba a su mujer para que la violasen desconocidos”. Así, impecablemente, titulamos la primera noticia sobre el caso Dominique Pélicot, al que entonces no conocían ni en su casa (marido ejemplar, pensaban). Un lector transmitió su malestar: titulando “jubilado”, ¿acaso estábamos sugiriendo que los jubilados son unos monstruos?