Los vecinos de la playa de Castelldefels y los de la vecina Gavà Mar, además de numerosos usuarios de la C-31 a su paso por la zona, llevaban unos días sorprendidos por la presencia de un buitre leonado que pasaba las horas apostado sobre los paneles de señalización o las farolas de la autovía, en cuya calzada había llegado a posarse poniendo en peligro el tráfico.