La escena parece sacada de una soleada película del desarrollismo o, apurando, de una crónica galdosiana: en el encuentro de las calles Lagasca y Don Ramón de la Cruz, en pleno corazón del madrileño barrio de Salamanca, una mujer latina ataviada con uniforme negro y cofia y delantal blancos cruza el paso de cebra tirando de un carrito de la compra.