El arreón de Sorloth, certero picotazo al cierre, encendía el vestuario colchonero y le enturbiaba el alma a la parroquia azulgrana. La prensa esperaba a Marcus Sorg, el segundo técnico azulgrana, pero las circunstancias acabaron reclutando a Hansi Flick, el entrenador hasta ahora sancionado, el hombre que, ya en la medianoche en Montjuïc, comparecía.