Cuando el mundo entero miraba a Nueva York, la vida del periodista eritreo-sueco Dawit Isaak se fundió a negro. Pocos días después de que dos aviones se estrellaran en las Torres Gemelas el 11 de septiembre del 2001, en un atentado que sacudió para siempre a Estados Unidos, la dictadura de Eritrea mostró su cara más oscura.