La operación parlamentaria que ha concluido enterrando el impuesto a las energéticas tiene un aliento que va más allá de la simple materia fiscal. La alianza circunstancial de las fuerzas conservadoras -PP, Vox, Junts, PNV- que la revuelta energética ha coagulado podría dejar al Gobierno de Pedro Sánchez sin margen de maniobra para aplicar sus medidas económicas de carácter social.