“El abuso sexual termina y empieza para el agresor, pero para la víctima es un daño de por vida”. Esta frase lapidaria, dicha en su día por una víctima de la pederastia eclesial, fue reproducida ayer por el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, ante el pleno del Congreso, donde recordó que aún no se ha creado el fondo estatal “para la reparación integral de las víctimas”.