Si me es requerido espíritu navideño para escribir sobre lo vivido en Montjuïc, toda la generosidad irá a parar al equipo de Hansi Flick, en especial en dirección a Pedri y Raphinha, que acabaron el partido agotados físicamente y hundidos anímicamente, tirados un buen rato sobre el césped, preguntándose cómo se puede perder un partido tan bien jugado.