No debería ocurrir, todos tienen números sobre la mesa que indican que es un suicidio electoral. Y sin embargo, como en la fábula del escorpión y la rana, empieza a vislumbrarse que lo que queda de Podemos –lo que quede después de municipales y autonómicas– se enfrentará en solitario a todas las izquierdas que una vez aglutinó y lideró.