Rusia pondrá en el 2025 al servicio de su aliada Bielorrusia el misil balístico hipersónico Oréshnik (avellano), que usó por vez primera el 21 de noviembre en un ataque contra Ucrania. Según anunció el jefe del Kremlin, Vladímir Putin, este proyectil de última generación forma parte de las garantías de seguridad frente a la OTAN que ayer firmó con el líder bielorruso, Alexánder Lukashenko.