Al PP le ha pasado como al rayo en el cuento de Augusto Monterroso, que, al caer dos veces en el mismo sitio, vio que el mal ya estaba hecho y se deprimió mucho. En efecto, los populares, en su afán de exculpar hasta donde fuera posible a Carlos Mazón de la mala gestión de la tragedia de la DANA, intentaron buscar una cabeza de turco en la vicepresidenta Teresa Ribera, que pasaba por allí.