Los lunes pueden ser odiosos, y después de un período más o menos largo de descanso, todavía más. Quien no haya experimentado alguna vez el denominado síndrome o depresión posvacacional, que tire la primera piedra. Es frecuente, pero suele durar poco, un par o tres de días hasta la asimilación de la rutina, esta reacción de desencanto, tristeza o ansiedad que puede marcar el regreso al trabajo.