Tocado y hundido. Pedri miraba al cielo en busca de una respuesta, una señal divina que explique este castigo. ¿Por qué? ¿De verdad? ¿Qué hemos hecho para merecer esto? Todo eso decían sus ojos. Resoplaba, caminando con los brazos en jarra. Estaba destrozado, con cara de no entender nada.